Para la postboda volvimos al pago de Arínzano, la bodega donde se celebró el banquete de la boda hace un par de meses. Tiene mucho sentido porque la vida de Leticia y Txetxu gira en torno al vino y la verdad que el lugar da mucho juego.
Me la he jugado un poco con la foto de portada. He apostado por la más cachonda de todas. Pero bueno, quizás sea una foto que solo haría yo y por eso caracteriza este reportaje mejor que otras. Creo que encaja con el sentido del humor de la pareja. Siempre me gusta recalcar a las parejas que trato de que el reportaje refleje quienes son. También que sea algo dinámico y equilibrado, que alterne fotos informales o gamberras con otras más calmadas y elegantes.
Por lo demás, estuvimos dando una vuelta por los interiores de la bodega, para alguna foto les pedí que reprodujeran algunos de sus momentos estelares de la boda, me parecieron originales y naturales. También vinieron algunos familiares y tuvieron su momento de protagonismo, claro que sí. Y en fin, improvisando un poco, eso siempre.
Al final del reportaje destaca el magnífico Seat 127 rojo que trajo la familia. Espectacular. Un viaje visual a los 80. En fin os dejo con una selección de fotos:













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